No toque, por favor. Este imperativo casi nunca se ve
garabateado en burdas letras; más bien lo encontrará
impreso nítidamente en lugares elegantes declarando
lo obvio. Debido a que siempre hay insensatos que se
precipitan intempestivamente donde se requiere la
delicadeza, esas cuatro palabras aparecen como
advertencia para que no se intente manejar
descuidadamente lo inestimable. Lo intocable pudiera
ser algo tan pequeño como una taza de fina loza, o tan
grande como un auto clásico, el único en existencia.
En vez de tocar tales cosas, se nos insta a disfrutarlas
guardando una distancia, a verlas sin tocarlas.
…
María no había sido uno de los personajes más
prominentes, al menos hasta después de esta
conmovedora escena que vamos a presenciar.
Aquí se distingue ella como una mujer sin miedo
a las opiniones ajenas y entregada a la excelencia.
Pero estando él en Betania, en casa de Simón el leproso, y
sentado a la mesa, vino una mujer con un vaso de alabastro
de perfume de nardo puro de mucho precio; y quebrando el
vaso de alabastro, se lo derramó sobre su cabeza.
Marcos 14:3
Sin titubear, María quebró el vaso y derramó su contenido
completo sobre la cabeza de Jesús. Imagine la fragancia
que invadió aquella sala cuando María quebró el vaso y
lo derramó en la cabeza de Jesús. Entonces, para sorpresa
de todos los presentes, excepto del Señor, echó lo que
quedaba del perfume sobre sus pies, se soltó el pelo y
con ellos comenzó a enjugar los pies de Jesús.
¡Qué acto tan emocionante! ¡Qué extravagancia!
¿Cómo pudo hacerlo?
La deliciosa fragancia bajó por su brillante cabello y
espesa barba. Envolvió su cuerpo con el aroma
delicioso. Hasta su única y su vestidura interior se
empaparon con el olor penetrante. Dondequiera que
fuera en las siguientes 48 horas, el perfume iría con Él:
a la pascua; el huerto de Getsemaní; a la casa del sumo
sacerdote; a la corte de Herodes; al pretorio de Pilato;
a las groseras manos de los que le echaron suertes por
su ropa al pie de la cruz.
El rito especial de perfumar la cabeza y el cuerpo era una
observancia extraordinaria sólo para la realeza. Era el
honor más alto que una persona común podría otorgar.
Jesús lo reconoció y también los que estaban con El.
Fue un momento significativo de implicaciones
portentosas.
Pero no a todos les gustó. La magnificencia del momento
fue teñida por la murmuración de algunos hombres de
mente estrecha. Los que presenciaron este acto eran
hombres que hacían su lecho bajo las estrellas y comían
higos que arrancaban de los árboles y peces que sacaban
del mar. Eran personas que calculaban la vida en trocitos
y pedacitos. Su mente lógica, sus cálculos elementales
no encontraban la forma de justificarlo. ¡No podían creer
que María hubiera quebrado el vaso! Ella no metió el dedo
para untar un poquito aquí y otro allá; ella lo quebró y lo
derramó todo. Estaban indignados. ¿Cómo pudo haber
hecho tal cosa? Estaban consternados.
«Y hubo algunos que se enojaron dentro de sí, y dijeron:
¿Para qué se ha hecho este desperdicio de perfume?
Marcos 14:4
Pero deténgase un minuto. Antes que se ponga muy
técnico con todo esto, recuerede que estamos viendo
una escena que ocurrió en el primer siglo. Las personas
como nosotros hemos tenido diecinueve siglos de pensar
en ella. Los actos extravagantes como esos se consideran
apropiados y hasta heroicos hasta cientos de años después.
Uno no puede dejar de preguntarse cuántas de las grandes
catedrales se construyeron contra los deseos del público,
cuántas obras de arte fueron hechas a pesar de la expresión
despreciativa de la multitud que calcula el peso y la medida
con exactitud. Esa clase de gasto no tiene sentido en el
momento, especialmente para los de mentes extremadamente
prácticas. Si usted aprecia las cosas basándose en lo que es
esencialmente necesario, ¡cualquier expresión de arte es
considerada extravagante!
De manera que esos hombres se quejaron diciendo que
el perfume había sido desperdiciado. «¿Cómo lo pudo hacer?
¿Sabe usted todo lo que se podría hacer con esa cantidad?»
Lo tenían calculado.
«Podía haberse vendido por más de trescientos denarios,
y haberse dado a los pobres. Y murmuraban contra ella»
Marcos 14:5
Siempre habrá un trastorno en la lógica de la devoción
intensa si la base de la comparación son los pobres.
Además, los que se limitan a operar dentro de ese radio
de acción rígido y estrecho nunca lo entenderán.
Si no toma en cuenta esto, perderá el significado de
todo lo demás. La gente el día de hoy opera con esa
mentalidad. La función obtiene todavía más votos que
la devoción. La practicalidad ganará siempre sobre la
belleza. «Quita un poco de música para que podamos
servir más comida… no hay necesidad de esculturas,
ni pinturas finas, ni estructuras hermosas, siempre y
cuando estén presente los pobres. ¡Si el blanco y negro
es más barato, el de colores es un desperdicio… si una
organeta electrónica suple la necesidad, un órgano de
viento es una extravagancia¡» Y el argumento es
interminable.
No debe sorprendernos que esos hombres hayan
«murmurado» contra María. No se sabe qué dijeron, pero
usted se lo puede imaginar, sobre todo si es un águila
que en ocasiones se ha remontado hasta las alturas de
la «extravagancia»
Jesús no sólo defiende la acción de María, también
justifica a la mujer basándose en la pureza del motivo
y urgencia de la hora. No se pierda eso. Jesús dijo:
«Dejadla» (En nuestro vocabulario moderno equivale a
«¡Cállense ya!»)
«Pero Jesús dijo: Dejadla; ¿por qué la molestáis? Buena
obra me ha hecho. Siempre tendréis a los pobres con
vosotros, y cuando queráis les podéis hacer bien; pero
a mí no siempre me tendréis. Esta ha hecho lo que
podía; porque se ha antcipado a ungir mi cuerpo para
la sepultura. Marcos 14:6-8
La muerte y sepultura de Jesús era la última cosa en la
que los discípulos querían pensar ese día. Casi los puedo
oír: «Esta comida es una buena ocasión para celebrar
juntos. No hables de la muerte; habla de la vida»
Pero María tenía el enfoque correcto. Ella no estaba
prendada con la celebración de la temporada; no había
olvidado que los días de su Señor estaban numerados.
«Ustedes no saben cuándo sucederá… Ella me ha dado
todo lo que tenía. Ha quebrado el vaso en honor a mi
muerte» Había sido una «unción antcipada» ¡Eso cambia
la perspectiva!
Espero que no se haya perdido el comentario de Jesús:
«Siempre tendréis a los pobres con vosotros» Tiene que
haber alguna implicación en esa declaración. Usted y yo
sabemos que en ningún sentido de la palabra se trata de
rebajar a los pobres. Sabemos que Jesús es incapaz de
eso. Ningún otro ha sido un instrumento más significativo
para ayudar a los pobres que Jesús de Nazaret. Nadie ha
demostrado un corazón más compasivo.
Entonces ¿qué significado tienen sus palabras? El está
viendo el acto de María en la luz de la perspectiva total.
El ve su muerte cercana. Ve su devoción apropiadamente
extravagante. Por lo tanto dice en efecto: «Está bien.
No la critiquen ni la detengan…
Anne Ortlund comenta sobre el tema de esta manera:
Muchos de los que llenan los bancos de nuestros
templos tienen a Cristo dentro de ellos: un Cristo
precioso, emocionante, dador de la vida. Pero la
mayoría lo mantiene herméticamente encerrado
durante toda la vida. Y el aire está lleno de ¡NADA!
Van al culto para sentarse en el banco, y vemos fila
tras fila de hermosos vasos de alabastro. Los inertes
y hermosos vasos de alabastro se levantan y desfilan
hacia la salida, en silencio, o tal vez conversando
fríamente sobre insignificancias; repitiendo el ritual
semana tras semana, año tras año… si es que no se
aburren y lo dejan todo.
La necesidad urgente es de creyentes de vasos rotos.
El vaso necesita ser hecho añicos. Hay que liberar a la
vida. Eso ofrecerá un ambiente de fragancia. Y así la
congregación no la compondrán vasos inertes sino
vasijas rotas, que por primera vez disfrutan de comunión.
¡Oh, por supuesto, es desagradable y pavoroso ser roto!
Es mucho más fácil la fachada fría de un vaso de alabastro.
María también tuvo que pagar el precio.
¿Actúa usted a veces movido por ese impulso de
abandonar las restricciones? ¿Tiene usted a veces el
valor de arriegar una expresión extravagante de amor?
Entonces está en camino para vivir por encima del plano
de la mediocridad. Le recuerdo que la extravagancia es
una excepción, pero hay veces que es apropiada.
Eso es algo demasiado hermoso para expresarlo, algo tan
valioso que no tiene precio: el de un vaso vivo quebrado
ante los demás. Pero no se preocupe, el letrero de
«no toque» ya no se aplica. Cuando el vaso es quebrado,
su contenido llena la casa, y les dice a todos:
«Toque, por favor»
Ya es tiempo de que algunos quiebren sus vasos de
alabastro. Me refiero a un regalo extravagante para la
obra de Cristo, de la clase que dio María. ¿Y qué fue?
Ella misma. Para algunos esta será la primera vez que
se den a alguien. Cristo lo invita para que se entregue a El,
total, de manera extravagante, como un vaso vivo ante
los demás. Hágalo ahora y descubra lo que es volar alto.
¡Conviértase a Cristo!
Cómo vivir sobre el nivel de la mediocridad. Charles Swindoll