Vino a Elías palabra de Jehová diciendo: Levántate, vete a Sarepta
de Sidón, y mora allí; he aquí yo he dado orden allí a una viuda que
te sustente.
Entonces él se levantó y se fue a Sarepta. Cuando llegó a la puerta
de la ciudad, he aquí una mujer viuda que estaba allí recogiendo
leña; él la llamó y le dijo: Te ruego que me traigas un poco de agua
en una vaso, para que beba.
Yendo ella para traérsela, él la volvió a llamar, y le dijo: Te ruego
que me traigas también un bocado de pan en tu mano.
Ella respondió: Vive Jehová tu Dios, que no tengo pan cocido;
solamente un puñado de harina tengo en la tinaja, y un poco de
aceite en una vasija; y ahora recogía dos leños, para entrar y
prepararlo para mí y para mi hijo, para que lo comamos, y nos
dejemos morir.
Elías le dijo: No tengas temor; ve, haz como has dicho; pero hazme
a mí primero de ello una pequeña torta cocida debajo de la ceniza,
y tráemela; y después harás para ti y para tu hijo. Porque Jehová
Dios de Israel ha dicho: La harina de la tinaja no escaseará, ni el
aceite de la vasija disminuirá, hasta el día en que Jehová haga
llover sobre la faz de la tierra. Entonces ella fue e hizo como le dijo
Elías; y comió él, ella y su casa, muchos días.
La harina de la tinaja no escaseó ni el aceite de la vasija menguó,
conforme a la palabra que Jehová había dicho por Elías.
1 Reyes 17:8-16 RV60
En tiempos de escasez la gente guarda, por temor a morirse de
hambre, y ni pensar en compartir o dar a otro. Aquí vemos un
método muy práctico, que los egoístas y avaros no conocen: DAR.
Dios siempre usa métodos que muchas veces van en contra de la
lógica: morir para vivir, dar para tener más, servir para reinar,
obedecer para tener autoridad,…
El primero que obedece en esta historia es el profeta Elías, que
le cree a Dios que una viuda pobre lo va a sustentar. Pero no es la
viuda, es Dios a través de ella.
Cuando nosotros quitamos la mirada de las personas y la ponemos
en Dios ocurren los milagros.
Muchas veces perdemos el tiempo buscando quién es el culpable
de cierta situación en vez de buscar soluciones al problema.
El rey le echa la culpa al profeta, el profeta dice que es culpa del
rey, pero el pueblo está pasando necesidades esperando que se
pongan de acuerdo. La palabra de Dios es firme. Cuando Dios
habla se cumple su palabra, y así fue en este relato.
Dios había determinado que habría una sequía que duraría un
largo tiempo. Según la carta de Santiago, esta sequía duró tres
años y medio:
«Elías era hombre sujeto a pasiones semejantes a las nuestras,
y oró fervientemente para que no lloviese, y no llovió sobre la
tierra por tres años y seis meses. Y otra vez oró, y el cielo dio
lluvia, y la tierra produjo su fruto» Santiago 5:17-18 RV60
Lo que Santiago no nos dice es que Elías hizo todo esto bajo la
dirección de Dios. Actuó en obediencia a Jehová Dios de Israel.
Versos anteriores mencionan la conducta del rey Acab, quien
gobernaba en tiempos de Elías: «Reinó Acab hijo de Omri sobre
Israel en Samaria veintidos años. Acab hizo lo malo ante los ojos
de Jehová, más que todos los que reinaron antes que él.
Tomó por mujer a Jezabel, hija de Et-baal rey de los sidonios,
y fue y sirvió a Baal, y le adoró» 1Reyes16:29-31.
Aquí vemos algunas de la razones por las cuales estaban pasando
por esas tremendas dificultades. Dios tiene ciertas normas para su
pueblo, y espera que las cumplan, por su propio bien.
En el Nuevo testamento encontramos muchas explicaciones que
no hallamos en el Antiguo testamento.
En medio de esta situación difícil en la que partcipa todo un pueblo,
encontramos una situación diferente y llena de gracia.
Una mujer pobre, viuda y llena de temor porque carece de toda
seguridad, halla su medio de sustento en el dar de lo poco que
tiene a un hombre hambriento, que es el representante de Dios
en ese tiempo.
Muchas veces quisiéramos tener grandes oportunidades para
servir a Dios, pero el representante de Dios es alguien que carece
de toda gloria que lo identifique. Y nos toca servir a esa persona,
darle de lo poco que nos queda. No es fácil hacerlo ya que ese ser
no nos puede pagar ni devolver el favor que hacemos. Pero Dios
está ahí, es a Dios a quien le estás dando ese bocado de pan.
«Vive Jehová tu Dios» dice la mujer. El Dios de Elías no era el Dios
de ella, hasta ese momento. ¿Cuánta gente no estará esperando
para ver si ese Dios que decimos representar es tan real como
decimos que es?
Es fácil servir a Dios cuando tenemos cosas que mostrar a los
demás como señal de las bendiciones de Dios. Pero Dios no metió
a Elías en una burbuja y le libró de pasar por esta prueba.
Una mujer, que no era del pueblo de Israel, fue la escogida por Dios
para revelarle su poder y su amor. Cuando el pueblo de Dios se
pervierte siguiendo la corriente de este mundo, Dios se revela a
aquellos que habían oído algo del Dios vivo y verdadero.
Cuando Jesús estuvo aquí en la tierra, fue a visitar su pueblo,
donde había crecido, y la gente no creía en él. Hizo mención, entre
ellos, el caso de esta viuda: «En verdad os digo que muchas viudas
había en Israel en los días de Elías, cuando el cielo fue cerrado por
tres años y seis meses, y hubo una gran hambre en toda la tierra;
pero a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una mujer viuda
en Sarepta de Sidón» Lucas 4:25.26
A veces no entendemos los planes de Dios y le juzgamos mal con
facilidad. Él usa a quien quiere y como quiere. Lo más importante
para cada uno de nosotros es buscar su guía y dirección en toda
situación. Y mantenernos firmes en la palabra que ya no dio, hasta
nueva orden. Podemos escoger ver a Dios obrando en medio de
nosotros, y lo veremos obrar, o desesperarnos y echarnos a morir,
que es el último recurso, como hizo esta viuda. Dios usó a su siervo
para decirle a esta mujer, que no lo conocía personalmente, que él
estaba intersado en ella, no quería que muriera sino que viviera,
y él la iba a sustentar todo el tiempo que durara la sequía y la escasez.
Dios es Bueno en todo tiempo y no quiere que la gente perezca sino
que viva, que viva para él. Dios está obrando hoy también en muchos
casos particulares de hombres y mujeres que se atreven a clamar a él
y creerle.
Esta mujer sabía que Elías era un profeta de Dios.
El profeta le dice «No tengas temor»
Cuando Dios nos dice «No tengas temor» es porque lo está viendo
en nuestros corazones, pero él nos tranquiliza diciendo «Yo estoy
en control de esta situación, no te vas a morir de hambre, yo te
sostendré, no te abandonaré» Es maravilloso cuando vemos a Dios
revelándose en nuestra necesidad, sea cual sea. Clamar a él cuando
no hallamos ninguna solución es lo mejor.
Dios pudo haber escogido a alguien con recurso económicos
(lo hizo con Eliseo), pero le plació usar en este caso a una viuda
pobre para glorificarse.
«Clama a mí y yo te responderé y te enseñaré cosas grandes y
ocultas que tu no conoces» Jeremías 33:3
«Humillaos bajo la poderosa mano de Dios, para que él los exalte
cuando fuere tiempo; echándo toda vuestra ansiedad sobre él,
porque él tiene cuidado de vosotros» 1 Pedro 5:6-7
Jesús dijo: «Venid a mí todos los que estais trabajados y cargados,
y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, aprended
de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso
para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga»
Mateo 11:28-30
Es importante señalar que se cumplió fielmente lo que Dios dijo a
través del profeta Elías. No faltó la harina en la tinaja ni el aceite
en la vasija, y duró el tiempo señalado por Dios. Las pruebas
vienen siempre con un propósito y duran poco tiempo, aunque
por fuera de nuestra situación veamos otra cosa. Con Dios guiando
nuestras vidas es diferente. Dios te ama!
@emldg