Elías y la viuda de Sarepta

**Fuimos creados por Dios y para Dios**

Vino a Elías palabra de Jehová diciendo: Levántate, vete a Sarepta

de Sidón, y mora allí; he aquí yo he dado orden allí a una viuda que

te sustente.

Entonces él se levantó y se fue a Sarepta. Cuando llegó a la puerta

de la ciudad, he aquí una mujer viuda que estaba allí recogiendo

leña; él la llamó y le dijo: Te ruego que me traigas un poco de agua

en una vaso, para que beba.

Yendo ella para traérsela, él la volvió a llamar, y le dijo: Te ruego

que me traigas también un bocado de pan en tu mano.

Ella respondió: Vive Jehová tu Dios, que no tengo pan cocido;

solamente un puñado de harina tengo en la tinaja, y un poco de

aceite en una vasija; y ahora recogía dos leños, para entrar y

prepararlo para mí y para mi hijo, para que lo comamos, y…

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Elías y la viuda de Sarepta

Vino a Elías palabra de Jehová diciendo: Levántate, vete a Sarepta

de Sidón, y mora allí; he aquí yo he dado orden allí a una viuda que

te sustente.

Entonces él se levantó y se fue a Sarepta. Cuando llegó a la puerta

de la ciudad, he aquí una mujer viuda que estaba allí recogiendo

leña; él la llamó y le dijo: Te ruego que me traigas un poco de agua

en una vaso, para que beba.

Yendo ella para traérsela, él la volvió a llamar, y le dijo: Te ruego

que me traigas también un bocado de pan en tu mano.

Ella respondió: Vive Jehová tu Dios, que no tengo pan cocido;

solamente un puñado de harina tengo en la tinaja, y un poco de

aceite en una vasija; y ahora recogía dos leños, para entrar y

prepararlo para mí y para mi hijo, para que lo comamos, y nos

dejemos morir.

Elías le dijo: No tengas temor; ve, haz como has dicho; pero hazme

a mí primero de ello una pequeña torta cocida debajo de la ceniza,

y tráemela; y después harás para ti y para tu hijo. Porque Jehová

Dios de Israel ha dicho: La harina de la tinaja no escaseará, ni el

aceite de la vasija disminuirá, hasta el día en que Jehová haga

llover sobre la faz de la tierra. Entonces ella fue e hizo como le dijo

Elías; y comió él, ella y su casa, muchos días.

La harina de la tinaja no escaseó ni el aceite de la vasija  menguó,

conforme a la palabra que Jehová había dicho por Elías.

1 Reyes 17:8-16 RV60

En tiempos de escasez la gente guarda, por temor a morirse de

hambre, y ni pensar en compartir o dar a otro. Aquí vemos un

método muy práctico, que los egoístas y avaros no conocen: DAR.

Dios siempre usa métodos que muchas veces van en contra de la

lógica: morir para vivir, dar para tener más, servir para reinar,

obedecer para tener autoridad,…

El primero que obedece en esta historia es el profeta Elías, que

le cree a Dios que una viuda pobre lo va a sustentar. Pero no es la

viuda, es Dios a través de ella.

Cuando nosotros quitamos la mirada de las personas y la ponemos

en Dios ocurren los milagros.

Muchas veces perdemos el tiempo buscando quién es el culpable

de cierta situación en vez de buscar soluciones al problema.

El rey le echa la culpa al profeta, el profeta dice que es culpa del

rey, pero el pueblo está pasando necesidades esperando que se

pongan de acuerdo. La palabra de Dios es firme. Cuando Dios

habla se cumple su palabra, y así fue en este relato.

Dios había determinado que habría una sequía que duraría un

largo tiempo. Según la carta de Santiago, esta sequía duró tres

años y medio:

«Elías era hombre sujeto a pasiones semejantes a las nuestras,

y oró fervientemente para que no lloviese, y no llovió sobre la

tierra por tres años y seis meses. Y otra vez oró, y el cielo dio

lluvia, y la tierra produjo su fruto» Santiago 5:17-18 RV60

Lo que Santiago no nos dice es que Elías hizo todo esto bajo la

dirección de Dios. Actuó en obediencia a Jehová Dios de Israel.

Versos anteriores mencionan la conducta del rey Acab, quien

gobernaba en tiempos de Elías: «Reinó Acab hijo de Omri sobre

Israel en Samaria veintidos años. Acab hizo lo malo ante los ojos

de Jehová, más que todos los que reinaron antes que él.

Tomó por mujer a Jezabel, hija de Et-baal rey de los sidonios,

y fue y sirvió a Baal, y le adoró» 1Reyes16:29-31.

Aquí vemos algunas de la razones por las cuales estaban pasando

por esas tremendas dificultades. Dios tiene ciertas normas para su

pueblo, y espera que las cumplan, por su propio bien.

En el Nuevo testamento encontramos muchas explicaciones que

no hallamos en el Antiguo testamento.

En medio de esta situación difícil en la que partcipa todo un pueblo,

encontramos una situación diferente y llena de gracia.

Una mujer pobre, viuda y llena de temor porque carece de toda

seguridad, halla su medio de sustento en el dar de lo poco que

tiene a un hombre hambriento, que es el representante de Dios

en ese tiempo.

Muchas veces quisiéramos tener grandes oportunidades para

servir a Dios, pero el representante de Dios es alguien que carece

de toda gloria que lo identifique. Y nos toca servir a esa persona,

darle de lo poco que nos queda. No es fácil hacerlo ya que ese ser

no nos puede pagar ni devolver el favor que hacemos. Pero Dios

está ahí, es a Dios a quien le estás dando ese bocado de pan.

«Vive Jehová tu Dios» dice la mujer. El Dios de Elías no era el Dios

de ella, hasta ese momento. ¿Cuánta gente no estará esperando

para ver si ese Dios que decimos representar es tan real como

decimos que es?

Es fácil servir a Dios cuando tenemos cosas que mostrar a los

demás como señal de las bendiciones de Dios. Pero Dios no metió

a Elías en una burbuja y le libró de pasar por esta prueba.

Una mujer, que no era del pueblo de Israel, fue la escogida por Dios

para revelarle su poder y su amor. Cuando el pueblo de Dios se

pervierte siguiendo la corriente de este mundo, Dios se revela a

aquellos que habían oído algo del Dios vivo y verdadero.

Cuando Jesús estuvo aquí en la tierra, fue a visitar su pueblo,

donde había crecido, y la gente no creía en él. Hizo mención, entre

ellos, el caso de esta viuda: «En verdad os digo que muchas viudas

había en Israel en los días de Elías, cuando el cielo fue cerrado por

tres años y seis meses, y hubo una gran hambre en toda la tierra;

pero a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una mujer viuda

en Sarepta de Sidón» Lucas 4:25.26

A veces no entendemos los planes de Dios y le juzgamos mal con

facilidad. Él usa a quien quiere y como quiere. Lo más importante

para cada uno de nosotros es buscar su guía y dirección en toda

situación. Y mantenernos firmes en la palabra que ya no dio, hasta

nueva orden. Podemos escoger ver a Dios obrando en medio de

nosotros, y lo veremos obrar, o desesperarnos y echarnos a morir,

que es el último recurso, como hizo esta viuda. Dios usó a su siervo

para decirle a esta mujer, que no lo conocía personalmente, que él

estaba intersado en ella, no quería que muriera sino que viviera,

y él la iba a sustentar todo el tiempo que durara la sequía y la escasez.

Dios es Bueno en todo tiempo y no quiere que la gente perezca sino

que viva, que viva para él. Dios está obrando hoy también en muchos

casos particulares de hombres y mujeres que se atreven a clamar a él

y creerle.

Esta mujer sabía que Elías era un profeta de Dios.

El profeta le dice «No tengas temor»

Cuando Dios nos dice «No tengas temor» es porque lo está viendo

en nuestros corazones, pero él nos tranquiliza diciendo «Yo estoy

en control de esta situación, no te vas a morir de hambre, yo te

sostendré, no te abandonaré» Es maravilloso cuando vemos a Dios

revelándose en nuestra necesidad, sea cual sea. Clamar a él cuando

no hallamos ninguna solución es lo mejor.

Dios pudo haber escogido a alguien con recurso económicos

(lo hizo con Eliseo), pero le plació usar en este caso a una viuda

pobre para glorificarse.

«Clama a mí y yo te responderé y te enseñaré cosas grandes y

ocultas que tu no conoces» Jeremías 33:3

«Humillaos bajo la poderosa mano de Dios, para que él los exalte

cuando fuere tiempo; echándo toda vuestra ansiedad sobre él,

porque él tiene cuidado de vosotros» 1 Pedro 5:6-7 

Jesús dijo: «Venid a mí todos los que estais trabajados y cargados,

y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, aprended

de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso

para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga»

Mateo 11:28-30

Es importante señalar que se cumplió fielmente lo que Dios dijo a

través del profeta Elías. No faltó la harina en la tinaja ni el aceite

en la vasija, y duró el tiempo señalado por Dios. Las pruebas

vienen siempre con un propósito y duran poco tiempo, aunque

por fuera de nuestra situación veamos otra cosa. Con Dios guiando

nuestras vidas es diferente. Dios te ama!

@emldg

Las pisadas del Maestro

1

Quiero seguir las pisadas del Maestro

Quiero ir en pos de mi Rey y Señor

Y modelando por él mi carácter

Canto con gozo a mi Redentor

CORO

¡Qué hermoso es seguir las pisadas del Maestro!

Siempre en la luz, cerca de Jesús

¡Qué hermoso es seguir las pisadas del Maestro!

En su santa luz

2

Ando más cerca de él que me guía

Cuando el maligno me quiere tentar

Siempre confiando en Cristo, mi fuerte

Debo con gozo su nombre ensalzar

3

Sigo sus pasos de tierno cariño

Misericordia, amor y lealtad

Viendo hacia él por el don de la gracia

Voy al descanso, gloriosa ciudad

4

Quiero seguir las pisadas del Maestro

Siempre hacia arriba con él quiero andar

Viendo a mi Rey en gloriosa hermosura

Con él en gloria podré descansar

 

Himnos de Gloria y Triunfo Nro. 111

«Cada uno de fue a su casa; y Jesús se fue al monte de los Olivos»

Juan 7:53 RV60

 

La vida de Jesús, aquí en la tierra, siempre estaba en constante

peligro, por la misión encomendada. No era fácil el enemigo al cual

debía derrotar, ya que tenía muchas artimañas para engañar y

mantener en cautividad a todos los seres humanos. El más grande

de los engaños es el autoengaño. Ese creer que se pueden lograr

las cosas que queremos haciendo trampas, usando la manipulación

de los sentimientos de los demás, la victimización y la soberbia.

Jesús conocía muy bien la condición del corazón de los seres

humanos y no se dejaba engañar por ellos. El sabía que no importaba

cuanto le juraran fidelidad, cuando estuvieran en aprieto, dirían todo

lo contrario.

Este capítulo bíblico comienza mencionando la incredulidad de sus

mismos hermanos que le dicen: «Sal de aquí, y vete a Judea, para

que también tus discípulos vean las obras que haces. Porque

ninguno que procura darse a conocer hace algo en secreto. Si estas

cosas haces, manifiéstate el mundo. Porque ni aún sus hermanos

creían en él. Entonces Jesús les dijo: Mi tiempo aún no ha llegado,

mas vuestro tiempo siempre está presto. No puede el mundo

aborreceros a vosotros; mas a mí me aborrece porque yo testifico

de él, que sus obras son malas. Subid vosotros a la fiesta; yo no subo

todavía a esa fiesta, porque mi tiempo aún no ha llegado. Y habiendo

dicho esto, se quedó en Galilea»

En esta primera confrontación mencionada en este capítulo, Jesús

enfatiza el valor del tiempo en el cumplimiento de su ministerio aquí

en la tierra. El no vino a hacer su propia voluntad sino la de su Padre

Celestial. Esa decisión había sido tomada con anterioridad. Fue su

decisión y él se sujetaba a su propia palabra. Siempre será más grande

aquello que está detrás de nuestras decisiones. Al tomarlas traen

consecuencias, para bien o para mal.

«Mi tiempo no ha llegado» nos deja ver que su vida estaba totalmente

planeada paso por paso.

Mas adelante, en el mismo capítulo, él se enfrenta a los fariseos, a los

alguaciles del templo, le habla al pueblo, y encontramos frases como:

 

 

«Mi doctrina no es mía, sino de aquel que me envió. El que quiera

hacer la voluntad de Dios, conocerá si la doctrina es de Dios, o si

yo hablo por mi propia cuenta. El que habla de su propia cuenta,

su propia gloria busca; pero el que busca la gloria del que le

envió, éste es verdadero, y no hay en él injusticia»

 

 

«No juzguéis según las apariencias, sino juzgad con justo juicio»

 

 

«A mí me conocéis, y sabéis de dónde soy; y no he venido de mi

mismo, pero el que me envió es verdadero, a quien vosotros no

conocéis. Pero yo le conozco, porque de él procedo, y él me envió»

 

«Procuraban prenderle; pero ninguno le echó mano, porque no había

llegado su hora»

 

 

«Jesús dijo: Todavía un poco de tiempo estaré con vosotros, e iré al

que me envió. Me buscaréis, y no me hallaréis; y donde yo estaré ,

vosotros no podéis venir»

 

 

«El último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz,

diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en mí,

como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva»

 

«Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él;

pues aún no había venido el Espíritu Santo, porque Jesús no había

sido aún glorificado»

 

«Hubo disensión entre la gente a causa de él»

 

«Algunos de ellos querían prenderle; pero ninguno le echó mano»

 

«Los alguaciles respondieron: ¡Jamás hombre alguno ha hablado

como este!»

 

«Los fariseos les respondieron: ¿También vosotros habéis sido

engañados? ¿Acaso ha creído en él alguno de los gobernantes,

o de los fariseos? Mas esta gente que no sabe la ley, maldita es»

 

«Les dijo Nicodemo, el que vino a él de noche, el cual era uno de

ellos: ¿Juzga acaso nuestra ley a un hombre si primero no le oye,

y sabe lo que ha hecho?»

 

No fue fácil para Jesús ese día en especial, y son tantas las

enseñanzas que percibimos de su intercambio de palabras con

diferentes personas, que tenían diferentes entereses que los

motivaban a actuar. Jesús estaba centrado en su misión. Él sabía a

qué había venido y a quién debía dar cuenta.

 

La clave para tener esa vida centrada en su propósito está en ese

verso: «Cada uno se fue a su casa; y Jesús se fue al monte de los

Olivos»

Se fue a ese lugar donde podía comunicarse con su Padre Celestial,

Aquel que le había encomendado la misión en la tierra, Aquel que lo

fortalecía. No hay mayor fortaleza espiritual en esta tierra que estar

con los que amamos, y nadie nos ama más que Dios. La Biblia lo

describe como el amor en persona: «Dios es amor» (1 Juan 4:8,16)

Y Dios es Omnipresente, no hay fortaleza, no hay lugar que le sea

prohibido, no hay ley ni cartel que diga: Aquí no entra Dios, que

le pueda impedir entrar. Dios todo lo llena, «en él vivimos, nos

movemos y somos» Por el espíritu de engaño y mentira que gobierna

este mundo, muchas personas están atrapadas y desesperadas

pensando que no haya salida para su situación, mi consejo es que

haga lo que hizo Jesús: dirije tu clamor al cielo, busca su dirección,

para que sepas cuál es el propósito de Dios para tí en particular.

Un día darás cuenta a tu Creador y es muy triste si pasas tu vida

sólo haciendo lo que otros te dicen, sin entender lo que haces y por

qué lo haces. Jesús mismo decía a los que creían en él: permanezcan

en mi palabra, y serán de verdad mis discípulos, y conoceréis la verdad

y la verdad los hará libres. El día a día de Jesús siempre fue victorioso

por su dependencia total de Padre Celestial. Hasta su momento de morir

estaba totalmente planificado en día, tiempo y hora.

Para nosotros todo eso es historia y lo podemos leer cuando querramos

en Mateo, Marcos, Lucas y Juan, esos cuatro Evangelios que fueron

escrito para nosotros; pero él lo vivió una vez, y su vida es un buen ejemplo

para todos nosotros.

¡Dios te bendiga y te guarde!

@emldg

Minientrada

El sueño de un borracho

Un trabajador adicto a la bebida contó cierta mañana a su mujer el

siguiente sueño que había tenido:

Soñé que se me acercaban cuatro ratas. La primera era muy gorda,

otras dos muy flacas, y la cuarta ciega.

La mujer, ignorante y supersticiosa, no sabía cómo interpretar

aquel sueño, pero el hijo, un muchacho muy listo, el cual no tenía

mucho respeto por su padre _que poco lo merecía_ interpretó el

sueño de este modo:

_La rata gorda es el cantinero de la esquina, que se come todo lo

que ganas; las dos flacas somos mi madre y yo, y la rata ciega eres tú.

Dicho lo cual salió corriendo por temor a una paliza.

 

Enciclopedia de Anécdotas e ilustraciones. Samuel Vila. Tomo 2